sábado, 30 de enero de 2010

8 DE MARZO

Me levanté esta mañana temprano, el cuerpo me dolía como si hubiera dormido toda la noche en las escaleras. Ayer trabajé hasta muy tarde, la jornada económicamente fue bien, pero mi vida es como una balanza, cuando las ganancias subes es porque el lado personal baja, y cuanto más sube una parte más baja el otro lado. Soy puta, si, he dicho bien, PUTA. Aunque esté aquí en un país desarrollado, legalizada, me sigo sintiendo puta, y mirando atrás veo que es algo que no he buscado. Soy una atracción de feria, una muñeca más expuesta en este escaparate. Se que la gente, al otro lado del cristal, me ve como pura mercancía. Vienen y entran a negociar, para ellos es follar, para mí es sentir como mi alma vomita. Tengo que cerrar los ojos para no darme asco, para no ver a ese montón de grasa abalanzado sobre mí, sudando y gimiendo como un cerdo. Pero aquí sigo, esperando como mercancía a punto de pasar la aduana, como contenedor de momentos amargos. Ahí fuera todo transcurre tan normal, al otro lado del canal… ¿eso que es? un chico con cámara en mano me está enfocando ¿qué se habrá creído el cabrón?!! ¿Que soy una atracción de feria?. Apago la luz y me escondo en un rincón hasta que me deja en paz. Sigo aquí, esperando, siguiendo siendo una puta. (foto: Barrio Rojo de Ámsterdam, diciembre 2009) Con todo mi respeto a este gremio de mujeres, porque ante todo son mujeres.